En su cumpleaños número 480, el escritor Juan de Dios Sánchez Jurado dedica estos 20 grafitis de amor por Bogotá: un poema ñero. 

Bogotá 9

En Bogotá conocí el ritmo de la basura y vi bolsas de plástico negras brillando como el lomo de una ballena orca.

En Bogotá vi criaturas sin censo respirando el frío bajo una ola de periódicos.

En Bogotá vi gente deshaciéndose en humo, existiendo solamente en la Atlántida de los desaparecidos.

Bogotá 11

En Bogotá escapé de un par de cuchillos haciendo piruetas de costado a la Media Verónica, y no fueron poca cosa aquellos milagros que cantaron: te hemos traído de vuelta para que sigas salvando al universo.

En Bogotá estuve dispuesto a lo que sea. Y salí a caminar la noche con las manos afuera de los bolsillos con actitud de pa las que sea y donde sea y como me las pintaban las coloreaba y los cartuchos CMYK me los gastaba disparando grafitis en las aceras.

Bogotá 8

En Bogotá fui una estrella, una estrella porno y qué gusto me di revolcándome en sábanas siderales de a 20 mil pesos el rato o la amanecida.

En Bogotá escribí un montón de páginas pensando en Cartagena con el entusiasmo ruin de quien dedica a la madera el amor de las termitas.

Bogotá 6

En Bogotá cuando me subía a los buses, le cantaba a los chóferes al oído mis más odiadas canciones de Guns n Roses con ritmo de vallenato para que me dejaran viajar sin pagar el pasaje.

En Bogotá me creció la barba y me salieron plumas y me cubrí de escamas y hubo una noche bajo la luz dorada de la calle más indigente de Chapinero en que anduve como la aparición mutante, urbana y provincial de un ornitorrinco.

Bogotá 5

En Bogotá me quemé sabroso ante la incandescencia azulanaranjada de incontables atardeceres.

En Bogotá me hice gigante de tanto caminar y fui tan grande que un solo paso me bastaba para llegar de la Séptima al Salitre Mágico.

Bogotá 3

En Bogotá hubo una noche en mi cuarto de Cedritos en que me encogí como un feto y me la pasé llorando de puro y físico miedo.

En Bogotá escuché el largo y silente discurso de la pobreza.

En Bogotá me hice polvo sin remordimientos.

Bogotá

En Bogotá unos cerros gateando a mi derecha fueron mi brújula hacia el norte y suspiré ante la ternura de las nubes que tempranito se agachaban a orinar sobre la cima de las montañas.

En Bogotá aprendí a hacer de la soledad un multitudinario parque de diversiones.

En Bogotá di unos besos, marica, unos besos que cuando los recuerdo, mmmmm, me saboreo.

Bogotá 4

En Bogotá fui un arbusto en llamas capaz de reconocer en su propia combustión el dictado de una escritura.

En Bogotá tengo una madre llamada Bogotá que solía amamantarme y follarme al mismo tiempo.

En Bogotá aprendí que si hay una vaina deliciosa en esta vida es hacer el amor a lo ñero.