En la Edición Impresa N° 3 de Cabeza de Gato, especial Adictos al Popcorn (Léala completa aquí) publicamos esta entrevista a medio camino entre la ficción y la realidad con el gran Mohamed Alí. Hoy que el mundo despide a este icono del boxeo, la recordamos.

Conozca un poco más de la historia y personalidad de Mohamed, en sus propias palabras.

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Cabeza de Gato: Se sabe que es usted una persona muy espiritual, ¿tiene algún resentimiento por la enfermedad que le ha tocado padecer?

Mohamed Alí: Resentimiento no, mire, yo creo que el mundo es equilibrio, a mayor gloria, mayor desgracia. En algún tiempo todos los retadores temblaban al verme, como ninguno pudo ponerme a temblar, la vida se encargó de eso. Todo es asunto de balance.

CdG: ¿Está seguro de que ningún contrincante lo puso a temblar?

M.A.: Bueno, pienso en Sonny Liston. Yo era muy joven, él era el campeón mundial y tenía una pegada fulminante. Había dicho que me iba a matar en el ring, y yo sabía que era capaz. Las apuestas estaban seis a uno a su favor y todos los medios daban por contado una masacre en el primer round, incluso alguien había dispuesto acercar la sala de enfermería al ring como en ninguna otra ocasión. Eso me puso a temblar un poco, lo admito.

CdG: Pero saliste victorioso y sin problemas ¿no?

M.A.: Sí claro. Los medios no sabían que él era el campeón mundial más inseguro que jamás ha existido. Así que los pronósticos le hicieron más daño a él que a mí.

CdG: ¿Dónde cree que radicó su éxito como boxeador?

M.A.: Pues en ser el mejor del mundo.

CdG: ¿No le importa que lo llamen hablador?

M.A.: No. Creo que gran parte de las peleas las gané antes de subirme al ring. Sacaba de casillas a mis retadores diciendo que yo era el rey del mundo. El boxeo es como el sexo, si te llenas de ansias acabas muerto antes del primer minuto.

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CdG: ¿Qué opinión le merecen las nuevas reglas impuestas al boxeo con fines de cuidar más al boxeador?

M.A.: En algo estoy de acuerdo. Aunque creo que gran parte de las tragedias del boxeo de los últimos años tienen más que ver con la improvisación a la hora de generar espectáculo. A cualquiera meten en un ring. Una paloma en una pelea de gallos nunca va a tener expectativas de vida.

Cdg: A propósito de esto último, ¿le teme a la muerte?

M.A.: Sí, toda la vida le tuve fobia a la idea de morirme. Fíjese, siempre odie los aviones por miedo a un accidente., por eso viajé siempre en tren. Cuando tuve que representar a mi país en los juegos olímpicos, casi renuncié por no montarme en aquellas máquinas. Después de largas sesiones de motivación decidí viajar, pero con un paracaídas en la espalda. Luego, en tierra, me enteré de que en vuelos comerciales un paracaídas no sirve de mucho. Ahora se me ocurre que la vida es un vuelo comercial y mi religión el paracaídas. Eso me tortura.

CdG: Cambiando de tema, usted hablaba de pelea de gallos, ¿Qué piensa de este tipo de prácticas donde mueren animales, como las corridas de toros?, ¿Le parece justo?

M.A.: Lo injusto no es que existan corridas de toros, lo injusto es que sus reglas no sean equilibradas. El día en que al toro le entreguen la oreja del torero que ha muerto en sus cuernos, habrá justicia.