Durante el siglo pasado, el papel de las mujeres en las películas de Disney se reducía a ser el objeto amoroso de los héroes varones, damiselas frágiles, casi siempre puestas en peligro para ser rescatadas. El único destino de estas chicas era ser la sombra de algún príncipe valiente, con el que al final casarse y tener muchos hijos.
Disney, luego de perpetuar y lucrarse hasta el cansancio con el estereotipo de mujer para la cual el único destino era el matrimonio y la maternidad, últimamente ha virado su percepción acerca de lo que son capaces de hacer los personajes femeninos en sus películas. Una muestra de lo anterior son las princesas Merida de la cinta Brave (Valiente) y Elsa de Frozen, quienes se alejan de la típica damisela en peligro que espera ser rescatada.
Desde que Dreamworks lanzó Shrek en 2001, los filmes enfocados al público infantil han replanteado sus historias y personajes, alejándose de los estereotipos según los cuales los actores se dividían en dos bandos absolutos: los buenos y los villanos. De Shrek en adelante, hemos visto personajes cada vez más complejos e historias que exploran escalas de grises que van de las virtudes a los defectos y que logran presentar personajes más creíbles, más humanos.
En el caso de los roles femeninos, el papel de la heroína ha logrado mayor protagonismo y cada vez son más frecuentes las historias en las que el peso de la trama recae en la mujer, quien ha dejado de ser una princesa frágil para convertirse en una persona valiente, capaz de tomar decisiones para su vida, dispuesta a defenderse por sí sola y salvaguardar a sus seres queridos.
En la reciente Alicia a través del espejo, el interés de Disney por retratar este nuevo rol femenino empoderado se hace evidente. En la película, la Alicia que en la primera entrega rechazara una propuesta de matrimonio que parecía ineludible, es la capitana del barco heredado de su padre. Alicia se dedica a surcar los océanos con valentía y determinación. Sin embargo, debe enfrentarse nuevamente a una sociedad que considera que ya es tiempo de que renuncie a ser una mujer de espíritu libre.
La madre de Alicia y la sociedad en la que viven, consideran que el reloj anda en contra de las mujeres como ella, por lo que debería apresurarse a adaptar su vida a las convenciones. Si no lo hace, como dicen, el tren va a dejarla definitivamente. En el mundo de Alicia, la independencia y el entusiasmo por la aventura son cualidades a las que una mujer adulta está obligada a renunciar, pues la califican como una histérica.
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Alicia se embarca entonces en una cruzada en la que, al tiempo que ayuda a su mejor amigo, El sombrerero loco, a recuperar a su familia, encuentra el valor y descubre la forma para mantenerse firme en sus convicciones y en el estilo de vida que ha escogido para sí misma.
La consigna de la película es que aunque no es posible cambiar el pasado, es posible aprender de él para construir un nuevo presente. Lo anterior parece que Disney lo ha tomado en cuenta. Si bien podemos achacarle a esa productora que haya perpetuado por décadas el estereotipo de la mujer frágil y dependiente, cada vez actualiza más los argumentos de sus películas, hasta lograr que funcionen como inspiración para millones de niñas en el mundo. Mérida, Elsa y Alicia, son espejos en los que sus seguidoras pueden reconocerse como personas con poder para decidir acerca del rumbo que quieran dar a sus destinos.
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